Con una sorpresa debajo del brazo

Sorprendente. Es la palabra para calificar la noticia con la que hoy nos encontramos en la prensa local. Hace más de 10 años, y en medio de la proliferación de fiestas gastronómicas por doquier en toda Galicia, alguien razonó sensatamente que Carballo debería de contar con un evento que de alguna manera rindiese homenaje y promocionase su producto más famoso: el pan. Surgió así la “Festa do Pan”, que después un par de ediciones con muchas vicisitudes y desencuentros entre los participantes, moría sin pena ni gloria entre cruces de críticas de unos y otros.

Pasaron los años y el gobierno de los Evencio boys & girls se sacaba de la manga una nueva fiesta dedicada al alimento estrella carballés. La llamaron “Panxea”, palabra cuya primera sílaba dejaba a las claras su origen, y la segunda su carácter “multicultural”, porque para completar el cartel, a la degustación del pan se sumaban una serie de espectáculos y muestras de artesanía procedentes de distintos países. Del devenir de este curioso espectáculo ya nos hemos ocupado hace bien poco, coincidiendo con su celebración de este año: cambios continuos de programa, contenidos, ubicación y motivación. Tanto es así que ha pasado a convertirse en una auténtica “fiesta sorpresa”.

Pues bien, uno de los muchos cambios anuales del Panxea ha sido el de ir abandonando poco a poco el protagonismo del pan, supuesta motivación inicial de todo el entramado. Y hoy descubrimos que, de golpe y porrazo, contra todo pronóstico, y con solo 15 días de antelación, Carballo recupera su Festa do Pan. El concejal de promoción económica, Xose Manuel García Guillín, anunciaba que el día 8 de mayo un grupo de siete panaderos se instalarán en un carpa en el San Martiño para dar a conocer sus productos. Como viene siendo habitual en todo acto organizado por el bipartito, el evento contará con su propio pregón, a cargo del famoso cómico Xosé Touriñán, música tradicional, regueifeiros, charlas y obradoiros varios.

La verdad sea dicha, no podemos sino felicitarnos por la organización de un acto de estas características, que desde luego, nunca debió dejar de celebrarse. Pero por otra parte no podemos tampoco de censurar la falta absoluta de seriedad con que el Concello de Carballo viene programando todo estos actos. Al caos de Panxea sumamos ahora una fiesta gestada en 15 días, a celebrar en plena campaña electoral (el alcalde se ha apresurado a decir que la fecha la eligieron los panaderos, ay, excusatio non petita…), solo un mes después de otra supuesta fiesta del pan, y sin tener todavía cerrado el plantel de establecimientos participantes. Los mal pensados tienen terreno abonado, y el pan de Carballo no se merece más improvisaciones.