Sin el toro en los talones

Confundidos, como Cary Grant en la famosa película de Hitchcock. El gran actor británico era secuestrado y perseguido por una organización criminal que lo tomaba por otra persona y que se las arreglaba siempre para ocultar sus engaños, hasta el punto de transformar por completo el mobiliario de una casa, y dejar siempre al pobre Grant como mentiroso ante la policía. Más o menos así, salvando las distancias, nos quedamos hoy ante las novedades a propósito del eterno intento de reforma de mercado de abastos municipal.

Si en los últimos meses se había repetido por parte del gobierno local que las obras debían comenzar antes de final de año para no poder perder la aportación del gobierno central, ahora resulta que donde dije digo digo diego. Porque en la prensa local de hoy el alcalde Ferrero anuncia que mañana se firmará el convenio con el ministerio de Vivienda, pero que el mismo no obliga a arrancar los trabajos en este año 2009. Es más, después de tantas prisas, resulta que a petición de algunas comerciantes se esperará a después de la campaña navideña para que las obras den comienzo. De modo que todos las declaraciones y todos los agobios veraniegos para que la empresa Abadeus, redactora del proyecto, entregase su trabajo a tiempo, han resultado ser en vano. El toro que teníamos en los talones ha resultado ser tan falso como las apuestas de Cary Grant.

Y así nos encontramos ante una noticia relativamente buena y otra relativamente mala. La relativamente buena es que el proyecto para saltar el listón que el propio gobierno local se ha rebajado ya en dos ocasiones, tiene un obstáculo menos (siempre y cuando consideremos que esta reforma es la decisión adecuada, aspecto que no comparte la oposición y que daría para un largo debate). Y la relativamente mala es que los plazos no paran de alargarse y que el Concello no parece tener ya tanta prisa en ejecutar una obra que, recordemos, se había considerado siempre como prioritaria, y de la que ahora no está nada claro que pueda ser terminada siquiera en esta legislatura. Como nosotros, después más de 6 años de rodeos, de enredos y de cambios de criterio ya no entendemos casi nada, nos quedamos con el maravilloso absurdo de “Con la muerte en los talones”.