Botella medio llena

Noticias estadísticas que en estas fechas llaman a las puertas de la actualidad y nos dejan interesantes reflexiones. Empezamos por la parte buena. Hoy la prensa local recoge la información, facilitada con la habitual pompa y circunstancia por el gobierno de Evencio Ferrero, de que Carballo acaba de rebasar la cifra de los 31.000 habitantes.

Se trata de un dato claramente positivo que demuestra una vez más el crecimiento continuo que la capital de Bergantiños lleva años experimentando y que por tanto, en un contexto de pérdida de población generalizada en nuestro entorno, debe hacernos sentirnos ilusionados y esperanzados de cara al futuro. Claro que toda botella medio llena tiene su visión medio vacía, y el dato se complementa con otro menos halagüeño. Crecemos pero no tanto como otros, porque nuestro ayuntamiento ha pasado de ser el décimo en habitantes de Galicia, y muy cerca del noveno, a quedar en el undécimo puesto, superado por Redondela. Cierto que somos un núcleo que crece al margen de las siete ciudades, pero no menos cierto es que quizá deberíamos ser un poco más críticos, ver algo más allá de la autocomplacencia de los golpes en la espalda, y analizar si realmente nuestra villa está avanzando del modo deseado, o tenemos que aprender de otros lugares.

Otros datos menos positivos que permiten una visión dual son los relativos a la situación económica. Luego de la vorágine constructora de los últimos años llega la época de vacas flacas. Y si bien es cierto que en Galicia la crisis (o frenazo o choque frontal, como ustedes prefieran) se está dejando notar menos que en el resto de España (al menos de momento), también lo es que en la comarca de Bergantiños el sector de la construcción es de lejos el que más ocupados presenta, y por tanto el más sensible al aumento del paro. De momento sabemos que unas 300 personas dedicadas directamente a la obra se han quedado sin empleo en los últimos meses en nuestras comarcas, pero no conocemos los datos pormenorizados por concellos. Y hay que tener en cuenta que el sector de la construcción tiene la particularidad de no afectar solamente a albañiles, peones y técnicos, sino de implicar a una gran variedad de profesionales, desde carpinteros, pintores y fontaneros a electricistas, administrativos o abogados. Esperemos que inversiones como el polígono industrial vengan a paliar los efectos de una crisis que se presenta como una seria amenaza para nuestro futuro.