Un mundo ideal

Yo te quiero enseñar, un fantástico mundo
ven princesa, y deja a tu corazón, soñar.
Yo te puedo mostrar, cosas maravillosas
ven princesa, y déjate llevar a un mundo ideal…

La canción que Aladino le cantaba a Jasmine en la famosa película de Disney podría ser la perfecta representación de la visión del Carballo del año 2010 que el alcalde Evencio Ferrero se ha propuesta vender a sus ciudadanos. Un Carballo en el que cualquier problema que hubiera podido existir en el pasado, o mejor dicho, los muchos y graves problemas que existían hace 10 años, han desaparecido por completo, del primero al último y sin dejar rastro, con independencia de que nuestros ojos y nuestros oídos nos digan todo lo contrario.

Y así, si hace una década la seguridad era un problema primordial a solucionar con la apertura de una comisaría de policía adicional, y si todas las noticias evidencian una escalada en los dos últimos años, el gobierno municipal ha decidido obviar por completo el asunto, mirar hacia otro lado, pasar la pelota a las fuerzas de seguridad y proclamar a Carballo como “un bo lugar para vivir” (slogan, slogan, slogan). Y si la crisis deja en paro a un porcentaje disparatado de carballeses, más que en ningún otro lugar de la provincia y con tendencia a empeorar, se sigue exactamente la misma política y se proclama el liderazgo económico de la capital de Bergantiños. O si el PXOM urge ser revisado y lleva años y años de retraso, lo mejor es pasar de puntillas y no meneallo, como si después de tanto pelear por un plan de urbanismo ahora fuese totalmente prescindible.

O si, como ha sucedido esta semana, los vecinos protestan airadamente al alcalde por su política viaria (700 firmas contra las obras de la avenida de Malpica), y reclaman más aparcamientos, a Evencio Ferrero no le duele ninguna prenda en manifestar que “en Carballo no existen problemas de aparcamiento, salvo casos puntuales”. Todo ello a pesar de que en sus dos mandatos no se ha creado ni un solo aparcamiento público nuevo, que los provisionales siguen siéndolo, y después de gastar 100 millones de pesetas en un túnel bajo la calle Coruña para un subterráneo que se quedó en el limbo y que, debemos suponer, obedecía a un “caso puntual”.

Por tanto, sepa usted que si su negocio es atracado, o quiebra, o se encuentra en paro, o se bloquea su promoción, o no encuentra aparcamiento después de dar cien vueltas, no es que Carballo tenga problemas: es que solamente los tiene usted, que ha tenido la mala suerte de ser ese “caso puntual”, la excepción que confirma la regla de este mundo ideal.