El juramento de la autovía

Estamos a mediados de diciembre y las obras de la autovía Carballo-Berdoias no han comenzado. Ni el conselleiro Hernández ni Feijoo han fallado de momento a su palabra en lo más mínimo. Es más, nos sigue sorprendiendo la puntualidad con la que, hasta ahora, han venido cumpliendo con sus compromisos con la Costa da Morte. Pero el margen es cada vez más pequeño, toda vez que se anunció que los trabajos comenzarían antes de rematar el verano y estarían concluidos en esta legislatura.

Y el margen además de ser estrecho es sospechoso porque en los últimos meses se han cernido nubarrones amenazantes sobre la continuidad del proyecto. Por una parte el medio más influyente de Galicia, el grupo Voz, ha vertido dudas sobre la necesidad de construir una autovía en nuestras comarcas, y lo ha considerado en boca de varios articulistas como un despilfarro equivalente al del Gaiás. Por otra parte existe un recurso contra la adjudicación provisional de la empresa Dragados pendiente aún de resolver, el PSOE manifiesta toda clase de dudas y por último la crisis financiera mundial hace más complicado el pago de las obras.

Por eso nos ha resultado especialmente alentador escuchar una vez más, de boca del máximo responsable, el conselleiro de infraestructuras, su compromiso inquebrantable de que la autovía se hará en esta legislatura. Tantas veces ha repetido Hernández su juramente que nos ha hecho recordar a la mismísima Escarlata O’Hara poniendo a Dios por testigo en Lo que el viento se llevó. Pero sobre todo nos ha tranquilizado descubrir que la nueva directora general de infraestructuras es de Ponteceso, y además leer en la prensa de hoy que la Xunta ha pospuesto al largo plazo varias de las grandes obras viarias planificadas en Galicia, pero que entre ellas no se encuentran ni Carballo-Berdoias ni el vial do Morrazo, que siguen adelante con normalidad. Y así es mucho más fácil cumplir compromisos y que el viento que tanto sopla en la Costa da Morte no se lleve la autovía sino que la traiga.