Aquí no hay quien descanse

Si con frecuencia somos críticos acerca del modo en que el primer periódico de nuestra comarca afronta la información local, hoy debemos ser justos y felicitar el reportaje que La Voz de Galicia realiza sobre los Baños Vellos de Carballo, unos de los muy pocos lugares que siguen ahí para recordarnos los orígenes de nuestra villa.

Como todos sabemos, y por muy paradójico y difícil de explicar a los foráneos que resulte, nuestro querido balneario a la ayuda de cuyas aguas tantos turistas acuden, se encuentra literalmente rodeado, como si de un asalto al Fort Apache se tratase, de todos los locales de movida y ocio nocturno que realizan su actividad en la capital de Bergantiños. Los quejas tanto de huéspedes del hotel como de los vecinos se centran en el constreñimiento del espacio, la falta de aparcamientos, y sobre todo el ruido del viernes noche que les hace pasar una velada digna de los mejores capítulos de la Pantera Rosa.

Estamos por tanto ante un problema principal de nuestra ciudad que, incomprensiblemente, se encontraba completamente ausente del debate de los grupos políticos: frente al auge y la creciente competencia en el terreno del turismo termal, una de las señas de identidad de Carballo se encuentra en inferioridad de condiciones para competir, y por tanto en seria amenaza. Una vez más se trata de la difícil tesitura de conciliar descanso y diversión, tan de actualidad en muchas ciudades, pero que en nuestro caso cobra una dimensión mucho más preocupante que tanto gobierno como oposición temen afrontar, probablemente porque son muchos más los votos entre los jóvenes y no tan jóvenes que disfrutan de la noche que los votos de los sufridos vecinos del entorno de los Baños Vellos. ¿Podremos permitirnos además perder a los turistas en favor de otros balnearios más tranquilos y bucólicos donde realmente se pueda descansar? He ahí la cuestión.