La Xunta se echa al monte

Esquema del conflicto vecinal tipo:

Primer paso: Un gobierno decide llevar a cabo un proyecto. Lo hace público. Los vecinos afectados se informan y resulta no ser de su agrado. Se reúnen, conforma una pequeña organización y le hacen saber al gobierno su oposición al proyecto. El gobierno se ve ante la disyuntiva de renunciar a su proyecto o ganarse la enemistad y la movilización de los vecinos. Si decide echarse atrás, historia terminada. Si decide seguir adelante, continuamos al segundo paso.

Segundo paso: ante el conflicto generado el gobierno tira por el camino del medio, intenta ser diplomático y hacer ver a los vecinos que lo han entendido mal, y que realmente su proyecto no tiene nada de malo para ellos. Si los vecinos ven que es así o tragan con las explicaciones, historia terminada, al menos durante un tiempo. Si los vecinos no tragan, continuamos al tercer paso.

Tercer paso: considerando que el gobierno ya ha decidido tirar para adelante y que echarse atrás podría dejarlo en muy mal lugar, y considerando que los vecinos ya han escuchado lo que tenían que escuchar, el siguiente recurso es la negociación, renunciar a parte del proyecto o buscar una compensación que los vecinos asuman como un mal menor. Si los vecinos aceptan la negociación, historia terminada, aunque con un coste importante para ambas partes. Si no se llega a un acuerdo, continuamos al cuarto paso.

Cuarto paso: agotadas todas las vías sin acuerdo alguno, al gobierno sólo le queda una decisión que tomar: echarse atrás a última hora para evitar la guerra, o imponer su proyecto a la fuerza. Esto último puede hacerse de dos maneras, ignorando a los vecinos y asumiendo el coste de votos que va a sufrir, o bien lanzando un ataque mediático para desacreditarlos.

Este esquema, que podría ser aplicado a la multitud de conflictos vecinales que hemos vivido en la historia democrática de España, también se está reproduciendo en el caso del Plan de Vivenda de la Xunta y la Plataforma de afectados del Agra da Lagoa. Y en la jornada de ayer LVDGE (que en este asunto está siendo más Defensora de la Gestión Excelente que nunca) nos deparaba una nueva entrega que sitúa el conflicto ya en sus últimos pasos, concretamente entre el tercero y el cuarto. Porque por una parte la Consellería lanza una serie de ofertas a los vecinos, y por otra desentierra el hacha de guerra. Por una parte afirma que va a ofrecer a los propietarios la oportunidad de participar en el desarrollo del suelo y que garantiza que la oferta para la compra de terrenos será a precio justo y "de mercado", pero "non especulativo" (esto sin concretar cifras), y que se podrá permutar suelo bruto por urbanizado. Pero por otra parte los cerebros más marxistas de la consellería han también decidido tomar el camino de la estrella roja que preside la bandera de su partido con el típico discurso de ricos contra pobres, amén de la habitual acusación de politización: "unha minoría que posúe bolsas de solo cunha superficie de ata 7.000 metros cadrados e maioría dos donos cunha superficie media que non supera os 500 metros cadrados". En este sentido, la consellería "teme" que un "pequeno grupo" de afectados "estea tentando politizar o Plan Sectorial utilizando falsos argumentos e orixinando unha alarma inxustificada, en lugar de tentar chegar a un consenso co Goberno galego. Só así se explica que se acuse á consellería de pretender facer realoxos encubertos de chabolistas na Lagoa, ou trasladar a idea de que se vai pagar un prezo ruinoso polo solo, ou se fale de electoralismo repetindo argumentos esgrimidos polo PP pese a ser falsos".

Así que ya ven, las malvados ricos (por supuesto con la connivencia del PP) impidiendo el progreso de los pobres. A las barricadas, arriba los pobres del mundo, y hasta la victoria siempre, camaradas... Que se vayan preparando los amigos de Even... perdón, los ricos de Carballo.