Evencio Ferrero nos abre las puertas de su piscina

Como si de una portada del ¡Hola! se tratase, ayer el diario oficial de Carballo nos ilustraba con amplio reportaje en el que Evencio Ferrero, cual Isabel Preysler, nos abría las puertas de su nueva y flamante piscina. Todo el glamour y la elegancia del regidor carballés para una puesta de largo, recogida con todo lujo de detalles y fotografías, en la que el nacionalista mostraba las instalaciones al abonado más antiguo y al más reciente. Una vista en exclusiva que, por cierto, hace pocas semanas ya había recogido el papel couché local, con idéntica amplitud (sendos reportajes a toda página), pero eso sí, sin la presencia del protagonista. A estas alturas, no hay esquina de la nueva piscina que no haya sido fotografiada, detallada y explicada con intensidad similar a la que los periodistas de la prensa rosa estudian el último vestido lucido por las damas del género.

Porque no es que tengamos nada en contra de que se haya invertido dinero del Plan E (gobierno central) en la remodelación de la piscina de la calle Vila de Noia. Todo lo contrario, pues se ha acertado al añadirle una serie de elementos (spa, zona de chapoteo, etc) que amplían la oferta y mejoran el atractivo de unas instalaciones que, la verdad, ya iban bastante “viejiñas” (fueron inauguradas por Sánchez Vilas). Lo que no acabamos de entender es la obsesión enfermiza del señor Ferrero por aparecer en todos los saraos (cuando no organizarlos), acaparar todas las imágenes, y ser el protagonista hasta del parte meteorológico. Porque la iniciativa de enseñar las instalaciones de la nueva piscina a una representación simbólica de los abonados más antiguos y más recientes, con la (casual, siempre casual) presencia de reporteros gráficos, no puede ser entendida de otra manera que la de colgarse una medalla y hacer alarde de ello. Como si con la visita se estuviese haciendo un servicio público (por lo visto los restantes cientos de abonados no merecen explicaciones), como si esa obra no se hubiese pagado con el dinero de todos (tanto es así que vino del Estado), y como si, más que tener derecho a disfrutar de ella, los ciudadanos tuviésemos que agradecer a la Preysler el detalle de mostrárnosla.

Y es que, para abundar en el extremo, esta es la primera vez que en Carballo se monta un numerito de estas características. Nada parecido se organizó cuando se inauguró ninguno de los pabellones ni piscinas públicas. Ni siquiera cuando se abrió el Pazo da Cultura, la obra de mayor dimensión y con mayores estancias y recovecos del concello. La piscina no se abrirá al público hasta el próximo jueves. No les extrañe que hasta entonces la diva de la política carballesa vuelva a posar para la prensa especializada.