Mucho ruido y pocas nueces

Punto final para el culebrón que en las últimas semanas ha protagonizado la actualidad carballesa. O al menos así lo han interpretado nuestros medios de comunicación locales, que por una vez han dedicado el periodismo a informar y poner en la picota un problema real. Lástima que no muestren la misma diligencia en tantos otros asuntos que afligen a la capital de Bergantiños y que alguien parece interesado en ocultar “detrás de las vallas”.

Pero vayamos al grano. Hablamos de la ampliación del polígono industrial de Bértoa, concretamente su 1ª fase llevada a cabo por Xestur (sí, ya sabemos que hace años que nos hablan de la 3ª fase, pero la 1ª no está todavía totalmente acabada). Y hablamos de un grupo de propietarios de los terrenos, en total 16, que optaron en su día por participar junto con la Xunta de esta empresa en lugar de ser expropiados, es decir, optaron por poner dinero para las obras de urbanización, y recibir a cambio los solares proporcionales correspondientes. Como cabía imaginar con los tiempos que corren, muchos de ellos reclamaron que los pagos que Xestur les reclamaba eran injustos y desproporcionados, y que así las cosas se tendrían que ver obligados a renunciar a sus proyectos empresariales y optar por la expropiación. A esto el “superdelegado” provincial Diego Calvo, también responsable de Xestur, respondió ofreciendo facilidades para el pago, pero tras un sinfín de reuniones, y siempre según la versión de un portavoz que se expresaba en términos muy contundentes, la oferta era insuficiente o demasiado vaga, y la cuerda amenazaba con romperse.

Sin embargo, en el “último momento”, como en las películas, se alcanzaba una fumata blanca y había acuerdo. Finalmente, 13 de los 16 propietarios afectados aceptaban las condiciones de Xestur para seguir adelante con sus proyectos, mientras que 3, uno de ellos el portavoz, lo desestimaban y optaban por la expropiación. Un resultado que nos hace pensar que detrás de todo este asunto ha habido mucho ruido para pocas nueces.