Rebelión en la granja

No es la primera vez que en nuestro blog utilizamos como referencia la imprescindible obra de George Orwell, pero en esta ocasión lo hacemos con distintos motivos.

La ausencia de don Evencio de Bruxelas durante sus andanzas de caballería por las tierras europeas y madrileñas ha dejado un vacío de poder que aparentemente ha alborotado el gallinero local. Primero fueron las ostensibles protestas públicas de los vecinos del barrio de la Milagrosa, que sorprendentemente no encontraron respuesta alguna desde el Concello. Y ahora son los propios empleados del Concello de Carballo los que han salido a la palestra para censurar la labor del gobierno local en cuanto a la organización de su trabajo.

Denuncian los funcionarios carballeses que en Carballo no existe el documento que regule y defina sus cometidos y responsabilidades (la "relación de postos de traballo" que recoge la ley), que su elaboración fue encargada en 2006 y que todavía no se les han dado resultados, al contrario de lo que había sido prometido por el alcalde nacionalista. Si tenemos en cuenta las quejas de los ciudadanos por el retraso con que el Concello resuelve sus asuntos, las tradicional mala fama del funcionariado, y que son los trabajadores municipales los que en último término sacan adelante las iniciativas de los políticos, la polémica está servida.

De manera que bien hará Evencio Ferrero en aprovisionarse de extintores para su regreso al despacho municipal, porque varios son los fuegos que en su ausencia se han desatado, y si no se apagan a tiempo amenazan con calcinar buena parte de la acción de gobierno. Y también haría bien el alcalde del BNG en pensárselo dos veces antes de lanzarse a la carga contra molinos de viento extranjeros, porque los gigantes de verdad puede atacar donde menos se los espera.