Ya está aquí, ya llegó

Es un miserable, lleno de deudas y un auténtico cab... Nos referimos por supuesto al "frenazo económico" (qué gracioso suena ahora) que asola el mundo, a nuestro país, y que, cómo no, llega a Carballo.

Porque no nos engañemos, pese a los deseos de algunos, la capital de Bergantiños no es una reserva comanche separada del universo. Formamos parte de una sociedad, convivimos con ella, negociamos con ella, e inevitablemente también vivimos sus problemas. Hace ya tiempo que desde CD advertíamos de los peligros de la situación, sobre todo en un entorno como el nuestro donde la construcción es parte fundamental de muchísimas economías domésticas. Y también nos llamaban la atención las diferentes valoraciones que los partidos políticas hacían del boom inmobiliario en función de quien estuviese en el gobierno.

Sin embargo, ha sido sintomático que la actividad que más rápido y de forma más evidente ha manifestado la llegado de la crisis a Carballo fuese la del comercio y singularmente la de las ferias, nuestro sector más tradicional. Quizá por ser el negocio más directo, ha sido el primero en evidenciar que cada vez tenemos menos dinero disponible, que cada vez los precios son más altos, y que cada vez hay menos donde comprar. Afortunadamente esa línea de la flotación que se llama construcción todavía no parece haber sufrido vías de agua, pero también es cierto que se trata de un negocio en el que las cosas suceden más lentamente. Con las hipotecas subiendo, subiendo, el empleo bajando, bajando, y los impuestos igual, igual, o subiendo, subiendo, el futuro no pinta bonito. Pero que nadie se preocupe. Esta vez no vamos a criticar a ninguno de nuestros gobernantes. El catedrático José Blanco nos tiene bien informados, y cuando la señora Manuela se encuentra con que no puede vender sus grelos en la praza do Concello, ya sabe que todo es culpa de Bush, y que ni Zapatero, ni Touriño, ni Evencio, ni nadie, tiene culpa ni puede hacer nada para evitarlo.